lunes, 4 de marzo de 2013

Dieta y Tamaño del cerebro


Todos los fósiles de homínidos encontrados encajan en una secuencia evolutiva mostrando un incremento en la adaptación al bipedismo y un incremento en el tamaño del cerebro en relación al tamaño del cuerpo. 


Cuanto más grande es el cerebro más energía se necesita para que pueda realizar su función (el cerebro del homo sapiens utiliza el 20% de la energía consumida por el cuerpo) y hay evidencias que indican una correlación entre el incremento del cerebro y los cambios en la dieta de nuestros antecesores.


Nuestros ancestros vivieron en el noreste de África en el Valle del Rift. Hasta hace 5 millones de años esto estaba cubierto por una densa selva, los movimientos de las placas litosféricas creó un largo valle y la actividad volcánica cubrió la llanura de ceniza lo que impidió el crecimiento de los árboles. Los simios arborícolas que comían hojas y frutas tuvieron que adaptarse o extinguirse. Los Austrolophitecus se adaptaron desarrollando mandíbulas y dientes más fuertes para poder masticar vegetación más dura tales como tallos, tubérculos y raíces. Pero mientras la sabana se ampliaba, se producía una disminución de la variedad de plantas y animales de pastoreo comenzó a jugar un papel importante en la dieta.
Los primeros homínidos necesitaron nuevas estrategias para acceder a esta rica fuente de carne, que proporcionaba una mayor fuente de proteína, grasa y energía. La selección natural favoreció a los individuos con cerebros grandes que podían desarrollar nuevas estrategias para la caza y trabajar en grupos para matar grandes animales. La carne proporcionaba los nutrientes suficientes para formar un cerebro más grande a la vez que proporcionaba la energía suficiente para realizar sus actividades.
El incremento de la carne en la dieta muestra una positiva correlación entre el incremento del tamaño del cerebro y el desarrollo  de instrumentos para cazar más sofisticados.

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